El extremeño casi ha quedado restringido a círculos sociales pequeños y principalmente en entornos muy rurales, con un vocabulario también reducido a estos entornos por que un dia quedo atrasado o bloqueado por el castellano.

 

La mayoria de la gente no sabe que el castellano también fue en una época un habla rústica que apenas se escribía, y tuvo un proceso hasta que empezó a escribirse y más tarde, a normalizarse.

 

Hay un prejuicio generalizado entre los extremeños al decir que hablamos mal, es de enorme gravedad (gravedad que suele subestimarse) no hay argumento que pueda sustentar tan extraña tesis. Se trata, además de un prejuicio debidamente fomentado por la RAE y los medios de comunicación.  

Los profesionales de los medios de comunicación emplean únicamente el habla de la gente de la calle cuando se trata de programas de humor, siendo presentados en cambio los telediarios o los programas serios y culturales por personas que imitan grotesca e infructuosamente el habla de los madrileños, lo cual constituye una tremenda catetada.

 

Si decimos que el extremeño es castellano "mal hablado", se puede decir que el castellano tambien es latin "mal hablado". Decir higo, hacha o hacer (en castellano) no son sino deformaciones de los términos más arcaicos "jigu", "jacha" o "jadel", que conservan aspiraciones procedentes de efe inicial latina y que en Extremadura si pronunciamos. Tenemos la paradoja de que la forma más cercana al latín es la desprestigiada, la "peor vista".

 

Hay quién cree que el habla debe imitar a la escritura cuando es precisamente al revés: la escritura surge para representar e imitar el habla. A cada letra no corresponde un sonido (véase la h; o la u de guerra o queso en castellano) y el extremeño, al igual que por ejemplo el francés o el inglés, está simplemente más alejado de la norma ortográfica escrita, lo que no hace ni mejores ni peores a estos sistemas lingüísticos.

 

EL IDIOMA EXTREMEÑO

 

El extremeño –estremeñu– es una modalidad lingüística hablada en el noroeste de Extremadura y una parte del sur de Salamanca, con un desarrollo que lleva a incluirla dentro del diasistema lingüístico asturleonés (ya desde autores como Menéndez Pidal, Manuel Alvar, Emilio Alarcos Llorach y otros) junto con el cántabro (o montañés), el mirandés y las diversas formas de asturiano o leonés, que incluye entre sus peculiaridades algunos rasgos propios o comunes con las formas meridionales de castellano al lado de los rasgos asturleoneses, y habitualmente clasificada dentro de las lenguas de España por organizaciones internacionales (posee de hecho su propio código SIL de tres letras ext, y el mismo en la norma ISO 639-3) y algunas nacionales (como la PROEL), a pesar de no ser oficial en las comunidades donde se hallan las zonas donde está enclavado.

Aun así, el extremeño a menudo es tenido por un dialecto del idioma asturiano-leonés; de hecho aparece como un dialecto del asturleonés en el nuevo Atlas de Lenguas en Peligro en el Mundo de la UNESCO de 2009. Su parecido con el cántabro hace que ciertos autores los consideren una misma lengua.

También recibe el nombre de castúo, aunque además de ser un término creado modernamente por el poeta Luis Chamizo en la década de 1920, dicho término puede llevar a confusión, pues también se denomina así a las hablas castellanas meridionales de tránsito con el leonés habladas en el resto de Extremadura y es precisamente para una obra escrita en un habla de esta índole para lo que fue creado el término originalmente, aunque más tarde se popularizara para referirse a todas las hablas de Extremadura en general.

 

 

Se habla con mayor o menor vitalidad en la provincia de Cáceres en las comarcas de Sierra de Gata, Las Hurdes (Las H.urdis, pronúnciese H. como una h aspirada), lugares de Tierra de Alcántara, en Tierra de Coria, Granadilla, Garrovillas, Ceclavín al igual que en las comarcas salmantinas de la Sierra de Francia, El Rebollar, sur de Ciudad Rodrigo y de Béjar. Así mismo existen pequeñas influencias de estas hablas en zonas tradicionalmente castellanohablantes como la Tierra de Plasencia (Serradilla o Malpartida de Plasencia, Valle del Ambroz y algunas localidades del Valle del Jerte como Piornal, Rebollar o El Torno y de la Vera como Guijo de Santa Bárbara, y en Berzocana y Madroñera).

En el resto de Extremadura, incluyendo la mayor parte del sur y el este de Cáceres o la provincia de Badajoz, las hablas tradicionales son formas de castellano que comparten con el altoextremeño sobre todo los rasgos meridionales (además de algún otro, como el diminutivo en -ino o algunos aspectos léxicos, ver Castúo). Sin embargo, existe alguna localidad en la provincia de Badajoz donde aparecen fenómenos como el cierre vocálico (cierre de U y I) postónico (como en la Codosera).

 


Las estadísticas que se manejan sobre el número de hablantes son antiguas y no muy fiables. Posiblemente sean unos miles los mayores que aún conservan rasgos dialectales que pueden relacionarse con el histórico dialecto asturleonés. Sin embargo existen algunas zonas, como por ejemplo Garrovillas de Alconétar, donde no sólo la gente mayor conserva bastantes rasgos.