Principales señas foneticas del estremeñu

   
Aspiración selectiva al hablar de la h: "jierru", "jambrina", "jelechu" (j muy suave).
 
Aspiración de la f: cuando va seguida de algunos diptongos: "juenti", "juerza",  "juímus", etc.
 
Al hablar, aspiración de la s final y antes de consonantes: “loh tiempuh de lah cahtañah”.
 
Cierre vocálica de las átonas finales en "u" e "i": No se pronuncia una "u" o una "i" exactamente. Tampoco se aplica con carácter general a todos los términos por ejemplo las vocales finales acentuadas no pueden ser cerradas. Incluso el mismo vocablo puede ser pronunciado de ambas maneras según se sitúe en la frase o el sentido que adquiera: "entoavia no a veniu naidi".
Cuando se usa la palabra para llamar la atención de alguien el cierre de la ultima vocal se pierde.

Pérdida frecuente de la -d- intervocálica: "Endonau", "estau", etc.

Atonas iniciales: "Intierro", "istiercol", etc.
 
Intertónicas: "Lluviendu", "chiminea", etc.

Uso de la preposición "a" con el sentido de "en" con los verbos "estal" y "andal" indicando localización temporal: "Estuvun a Cazris", "andan al corral", etc. 

Reducción de diptongos e intercambio de vocales: "cuidiau", "truenal", "antuencis", "acituna", "concencia", etc.
 
Sustitución del sonido z o c suave por un sonido más próximo a d: "juidiu", "cereda", "holgadán", etc. En otros lugares de Extremadura la letra z suena como una z sonora (entre z y s) y se representa al escribir con la letra Ç: zancajo seria "çancaju", zapatón seria "çapatón", etc.
 
Intercambio de la r y la l, a veces se pronuncia una especie de "rl": "alreol", "correol", "Piolnal", etc. Sin embargo existen algunas cuantas zonas (Villamiel, parte de Las Hurdes) donde esa -r se omite como en bajoextremeño: rompé, traé, ardó, abrió,...

Diminutivos y aumentativos: diminutivos en "inu" y en "itu" ("guarrapinu", "malitu", "ramitu", baldaitu, "calditu", etc.). En el lenguaje popular no se suelen utilizar otros diminutivos, salvo para los topónimos: "el molinillu", "el torrisquillu", "el praillu", etc. Mucho uso del sufijo "illu" en topónimos. Para los aumentativos en cambio hay profusión: "au", "arru", "on", "atu": "puñau", "cestau", "chivarru", "grandón". A veces se doblan o se combinan expresivamente varios sufijos: "chiquinininu", "muchachonatu", "cuencarroninu", etc.
 
Pronombres personales y demostrativos: "nujotrus", "mujotrus", "vujotrus", "aquesti", "aquesi", etc.

Contracción de en + artículo: nel, ena, enus, enas/enes.

Pronombre posesivos con el artículo antepuesto: "la mi calle", "la su casa", "el su prau", etc.
 
Cambio de genero con respecto al castellano: "la color" (el color), "la gamona" (el gamón), "el sierru" (la sierra), "la aceiti" (el aceite), etc.
 
Cambio del grupo -dr- a -ir- en el interior de palabra: mairi (madre), cuaira (cuadra), etc.

Uso de la forma arcaica imus (o dimus) para decir "vamos".

Utilización del plural para objetos en singular: "las estrévedis", "las pavis" (placenta), etc.

Uso de gerundios derivados del tema de perfecto, como en cántabro o alguna que otra variedad del dominio castellano: pusiendu (poniendo), tuviendu (teniendo), etc.

En ciertas variedades se dan ejemplos lexicalizados del fenómeno de aspiración de la -s- intervocálica, conocido para las hablas andaluzas como jejeo (que se da también por ejemplo en cántabro: vujotrus (vosotros, al lado de vusotrus), pejeta (peseta), e incluso ji o jei (sí).

Uso de algunos "genitivos partitivos", concretamente en expresiones como "unus cuantus de", "unus pocus de" y "demasiáu de": unus cuantus de días, unus pocus de añus, etc.

Formas aglutinadas: megu (conmigo), tegu (contigo), segu (consigo); (del lat. MECUM, TECUM, SECUM).

Uso del refuerzo lo (o lu), pu y pui ante interrogativos: ¿Lo cuándu vinisti?, ¿Pu, es el?, ¿Pui, cuandu vien?, ¿Lo qué andas landeandu?.

Uso de formas de primera persona del plural en algunas variedades del estilo: "nusotrus palremus" (en vez de 'nusotrus palramus'; "nosotros hablamos"), cantemus, etc.

Pronombre interrogativo arcaico: "cuyu" equivalente a "de quién". Los mayores aún lo utilizan como única forma: "¿cuyu es esti muchachu?", "¿cuya familia rescrei?".
 
Formas verbales diversas: "anduviendu", "supiendu", "trujun", "trujierun", "ponianlis", "juímonus", "habemus" (como en latín).

Uso abundante del adverbio de lugar pahí (ahí, por ahí) como una partícula de indeterminación (como también se hace por ejemplo en las hablas salmantinas): -"¿Lo qué guardas en essi bolsinu?" -"En él guardu cosas pahí" (cualquier tipo de cosas, cosas heterogéneas).

Formación abundante de sustantivos derivados de verbos indicando acción o estado mediante los sufijos -aeru e -ieru: "Aburrieru", "acabaeru", "acarreaeru", "ajinaeru", etc.

Contracción de la terminación -iera y similares en -iá y terminaciones análogas en algunas formas y palabras en el habla no enfática, como en algunas hablas andaluzas o murcianas: siquiá (por "siquiera"), tuviá (por "tuviera"), quisián (por "quisieran"), etc.

Al igual que en hablas meridionales como las andaluzas o murcianas, aparece alguna vez el uso en el pretérito imperfecto de subjuntivo de formas coincidentes con las del verbo sel en vez de las del del verbo habel o tenel: "Si juessin cantáu" (si hubiesen cantado).

Interjecciones de cólera, tristeza, sorpresa o alegría: "joili!", "coili!", "coila!", "coiru!", "corciu!", "corchis!", "coila!", "mu!", "bu!" (interjección que denota incredulidad, sorpresa), "ábi!" (¡claro!. Interjección de uso variado), "qué te pah’a tí?" (asombro, extrañamiento, admiración, etc.), "pui esu!" (asombro, extrañamiento, etc.), "dati cuenta!" (asombro, extrañamiento, admiración, etc.).
 
Una de las expresiones más versátiles es la utilizada al encontrar algo o indicar donde se encuentra alguien o algo: velequi ("velequí el hombri"; he aquí el hombre), "velequilu", "velequila" (hela aquí, aquí está), "velaquí", "veriquili", "veílu", "velailó", "velellilu" (helo allí, allí está), "velallí", "velaí", "velaili", "veleilu".

La "Y" y la "I":
Razón lingüística: si las lenguas romances tienen un derivado vocálico del "et" latino (gall. e, port. e, cat. i, fr. et, it. e, ed), no hay necesidad ninguna de tener una "y" que en estremeñu siempre suena "ye" (pues tampoco escribimos "rey" o "ley", sino rei, lei). Es el castellano el que se aparta de las demás lenguas romances con esa grafía, resto del lío que había en la Antigüedad entre "i", "y" y "j".

Cortes del dialecto altoextremeño en Aceituna (Cáceres):

http://www.goear.com/listen/c28414b/oscec-